Para un mundo más seguro, saludable y rico, invierta en educación en los países en desarrollo. Aquí hay algunas soluciones para preparar a los niños para el éxito en la escuela y en la vida.

Para el filósofo alemán Immanuel Kant, solo nos convertimos en humanos a través de la educación. Somos, nos dice Kant, definidos por lo que hemos logrado en educación. Por tanto, la educación es fundamental, al igual que el aire y la comida.

Después de todo, comenzamos nuestra educación desde el momento en que nacemos, al igual que respiramos y comemos. La educación nos brinda las herramientas – económicas, sociales, tecnológicas y éticas – para mejorar nuestras vidas. Aporta esperanza a las familias más pobres del mundo, empodera a las mujeres e impulsa el crecimiento económico.

Desafortunadamente, más de 120 millones de niños no terminan la educación primaria en todo el mundo. La mitad de los niños africanos no van a la escuela. Muchos de estos niños son los más difíciles de alcanzar, ya que viven en países que se ven retenidos por conflictos y desastres. Es vital actuar con rapidez para incorporarlos a la educación.

Así es como el Banco Europeo de Inversiones está trabajando para ayudar a nivel mundial. Junto con la Comisión Europea y otros socios, invertimos donde las necesidades educativas son mayores, acompañando a los alumnos desde el preescolar hasta la universidad.

El desarrollo comienza con la educación

La palabra educación deriva del latín educare, que significa “dirigir”, “sacar”. Todo niño tiene poderes innatos, que deben ser nutridos adecuadamente y tener un margen de desarrollo.

La vida y el futuro de un niño están marcados por el desarrollo del cerebro en los primeros años. El aprendizaje y la estimulación en la infancia es un componente clave para ayudar a los niños pequeños a alcanzar su máximo potencial.

Asimismo, la educación comienza en casa. Pero, para muchos niños, el hogar es un lugar desagradable e inseguro. Para ellos, los jardines de infancia son un refugio muy necesario. Los jardines de infancia ayudan a los niños a madurar en general. El preescolar y el cuidado infantil de alta calidad son esenciales para ayudar a cerrar la brecha entre los niños de diferentes orígenes socioeconómicos.

Invertir en educación es una de las cosas más inteligentes que podemos hacer para erradicar la pobreza, impulsar el crecimiento económico y lograr una mejor igualdad de género. De hecho, las madres tienen más probabilidades que los padres de ausentarse del trabajo remunerado para cuidar a un hijo, lo que puede exacerbar la brecha de ingresos de la madre durante toda su vida. Por tanto, una inversión en el cuidado de los niños es también una inversión en la igualdad de género.

Una inversión en el cuidado de los niños es también una inversión en la igualdad de género porque libera a las mujeres de las tareas del cuidado de los niños y les impide ausentarse del trabajo remunerado.

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